Historia Club Tecleño

Escenario grato de nuestras travesuras y paseos juveniles, Santa Tecla, antes de su desmedido y desordenado crecimiento, era una tranquila localidad de calles y avenidas bellamente empedradas, cruzándose en cuadriculas, bordeadas de amplias aceras de grandes y lustrosas lajas.

Santa Tecla de otros días; parques arboledas, amplias casas de grandes corredores techadas con teja, patios floridos y traspatios con árboles y sitios destinados a bodegas e incluso parqueo de la carretera.

Al constituirse el Club Tecleño, la ciudad de Santa Tecla aun no cumplía 40 años de fundada. El Salvador se empeñaba en la siembra, cultivo, beneficiado y exportación de café; los alrededores de la zona urbana estaban totalmente cultivados de café y los propietarios de las fincas eran parte medular de la membresía del club.

Cuando se fundó el club no había en la ciudad servicio eléctrico; el alumbrado público era con faroles de kerosene; en las casas, candiles, lámparas de carburo y candelas. No había aún teléfono, ni automóviles, refrigeradoras, radio, la televisión no la había soñado ni Julio Verne.

Un grupo de personas pertenecientes a lo que se llamaba la elite de la sociedad tecleña, firmaron el 1 de noviembre de 1893, la solicitud de inscripción de los Estatutos para fundar una Corporación denominada Club Tecleño, que tendría carácter puramente social y con el objeto de proporcionar a los miembros distracciones licitas y honestas.

En sus inicios el Club Tecleño, carecía de local propio, mobiliario y facilidades económicas. Por lo que es de justicia reconocer la desinteresada colaboración de sus socios cuando esta les era requerida, y en especial, la dedicación y responsabilidad de los honorables Caballeros que integraron las Juntas Directivas.

En 1943 el edificio es remodelado al estilo colonial español. En la parte central estaba el amplio Salón principal, con hermosos decorados en techo y paredes, con arcos, columnas torneadas, madera vista de color oscuro, balcones estilizados y puertas talladas.

El elegante salón fue admirado por conocedores de los diseños clásicos de la época colonial, que tuvieron su origen principalmente en el sur de España, con adaptaciones necesarias al tipo climatológico local y que conformaron el estilo Colonial Español.

Luego, saliendo del Puerto, hacia el occidente, por la carretera del litoral en plena construcción, ya habían sido construidos los puentes del Chilama, Conchalio y los de otros ríos y riachuelos, mas no así del Río del Tunco.

La excursión en cuatro vehículos estaba formada por socios y algunas señoras y niños. Muchos nunca habían llegado hasta El Tunco, otros lo habían hecho cuando la Hacienda Santa Emilia pertenecía a la familia Huezo y se llegaba en bestias.

El panorama era impresionante… Una roca, en forma de cerdo (Tunco), origino el nombre. Frente al estero, hasta cuya vera izquierda se podía llegar, había una arboleda natural que daba una sombra fresca y muy acogedora, a la orilla de una bonita playa, de arena negra y libre de piedras.

El terreno estaba ideal, para el lugar de recreo con que se quería complementar el Casino de Santa Tecla. Se hicieron comentarios favorables, se habló de lo que podría hacerse y se apoyó la iniciativa de adquirirlo.

El 8 de abril, la Junta General Extraordinaria aprobó por unanimidad, la compra del terreno de El Tunco.

El 28 de febrero, la junta Directiva autorizo a su presidente Don Mario Harrison Morales para tratar con la Señora María Teresa Zelaya, la opción de compra a favor del Casino, de un terreno de su propiedad ubicado en la Costa del Departamento, La Libertad.

Antes de cerrar el negocio de compra del terreno, se hicieron varias visitas, una de las primeras fue el 7 de marzo… El recorrido normal al Puerto de la Libertad por la antigua Carretera pavimentada, con muchas más curvas que las de la nueva carretera reconstruida después a mediados de la década de los 60.

Luego, saliendo del Puerto, hacia el occidente, por la carretera del litoral en plena construcción, ya habían sido construidos los puentes del Chilama, Conchalio y los de otros ríos y riachuelos, mas no así del Río del Tunco.

La excursión en cuatro vehículos estaba formada por socios y algunas señoras y niños. Muchos nunca habían llegado hasta El Tunco, otros lo habían hecho cuando la Hacienda Santa Emilia pertenecía a la familia Huezo y se llegaba en bestias.

El panorama era impresionante… Una roca, en forma de cerdo (Tunco), origino el nombre. Frente al estero, hasta cuya vera izquierda se podía llegar, había una arboleda natural que daba una sombra fresca y muy acogedora, a la orilla de una bonita playa, de arena negra y libre de piedras.

El terreno estaba ideal, para el lugar de recreo con que se quería complementar el Casino de Santa Tecla. Se hicieron comentarios favorables, se habló de lo que podría hacerse y se apoyó la iniciativa de adquirirlo.

El 8 de abril, la Junta General Extraordinaria aprobó por unanimidad, la compra del terreno de El Tunco.

Hoy El Club, cuenta con una construcción elegante, armoniosa, amplia, hermosamente decorada, con árboles y plantas que le dan un aspecto atractivo y agradable.

El Salón principal, con su decorado, la lámpara central y los espacios adyacentes, forman un conjunto de singular belleza arquitectónica, que incluye detalles en puertas, ventanas, techo y acceso desde la parte frontal… arcos coloniales, pisos rojos orlados de blanco y otros elementos acordes al estilo, guardan una armoniosa simetría.

El edifico principal, complementado con piscinas, canchas deportivas, rincones acogedores, espacios para niños y jóvenes, para familias…diversos sitios para eventos sociales de todo tipo.

El Club cuenta, además, con un lugar de recreo en la Costa del Pacifico, para disfrutar de sombreados lugares, casas para alojarse, ranchos, kioscos, bar, piscinas. El balneario se complementa con un paisaje exclusivo al que le da un toque especial, la curiosa formación rocosa, que dio nombre al lugar y al estero El Tunco… Allí entra la brisa del mar, el ruido incesante de las olas y el paso ocasional de las aves marinas, los socios y sus familias comparten horas y días de descanso y sano esparcimiento. A los cien años, los nietos y bisnietos de los fundadores, así como centenares de socios y sus familiares, cuentan con un centro social y deportivo, de los más prestigiados de Centroamérica.

Somos expertos en eventos, es por ello que en ambas instalaciones contamos con salones adecuados para que los socios puedan realizar sus reuniones sociales, en un gran ambiente y con comida de alto nivel para siempre ofrecer una experiencia increíble.

Los pioneros de 1893, se sintieron sumamente complacidos con los alcances de la obra que ellos iniciaron y las generaciones sucesivas, aplaudieron a los que, en 1968, tomaron la decisión de crecer, de ampliar los servicios, de incluir los deportes y de crear más y mejores condiciones en este Club Tecleño, donde las familias se conocen mejor y disfrutaron, disfrutan y disfrutaran de un ambiente sano y acogedor.

¡¡Club Tecleño un ambiente familiar para ti!!

 

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